Tuesday, August 08, 2006

Suena el teléfono

Hoy es de esos días en los cuales no quieres/tienes nada que decir, pero aquí me tienen.

Me siento mal de la panza, me chingué media botella de vino, y llegué tarde a mi casa.
Escuché música hindú con orquesta (dirigida por la vástaga de Ravi Shankar) la cual me hizo llorar porque mientras todos esos tíos sonaban sus instrumentos, reiteré que soy una mierda.

Fumé como imbécil, tragué demasiado (lo cual es malo para mi inminente anorexia) y supe de un grupo de música peruana que se llama "Sin Futuro".

Llegué a la conclusión de que Dios tiene el corazón roto en millones de pedazos, y si no existiera, también estaría triste;* y que eso de no ponerte límites, llámense intelectuales o físicos, te hace una persona depresiva. ¿Qué grandioso tiene el mundo si puedes hacer lo que quieres?


*Si les queda alguna duda, hagan el favor de decirme, así les podré dar una explicación un poco más detallada.

Dejaréme de mamadas y pondré la
Foto del día:
















La autora de ésta mierda de blog en su pubertad sentada en una piedra enorme en Piedras Encimadas, Zacatlán, Puebla.

Monday, August 07, 2006

Tiene siete caras

Después de no poner post alguno durante una buena temporada, por fin se me dio la regalada gana de mantenerlos al tanto de mis pendejadas.

Empecemos por lo último.

Acabo de regresar de NYC, y les puedo decir una cosa; esa ciudad se lleva un cachito de tu corazón quieras o no.
Mientras caminas por sus bien trazadas calles y respiras su aire con olor a arroz cocido (se los juro, así huele...por lo menos en verano) bajo un solazo infenal parecido al jarocho en sus buenos tiempos; te sientes libre, melancólico, autosuficiente, intrigado, profundo, coqueto...y el antónimo de éstos adjetivos. Todo al mismo tiempo.

La mayoría de la gente es muy buen gas si eres amable con ellos; claro que no faltan aquellos a los que cada palabra que les dirijes pareciera que les dijeras que su hermana es una wila.

Los museos hacen que te cagues para adentro una y otra vez. Ver frente a frente las cosas más fregonas hechas milenios atrás, saber para qué jolines hacían tal o cual cosa tales o cuales tíos, pinturas de tus weyes favoritos...en fin, para mí con algunas cosas fue como un reencuentro con viejos amigos. Con decirles que hasta chillé (un poco porque me dió pena) cuando entré a la sala de los impresionistas en el MET.

....Que más...
Oooh, la anécdota del viaje:
Me encontraba yo, su desagradable anfitriona, caminando por Central Park en una tarde amigable, cuando un desconocido me saludó desde una banca, para no ser descortés pues le regresé el saludo. Continué mi caminar y en eso me sale por atrás (no como si lo estuviese yo cagando, no; se me acercó por atrás, válgame) y que me hace la plática; y yo teniendo un poco de tiempo de sobra, se la hice de regreso. Y para que no se nos fuera el aliento, nos aplastamos en un bien cuidado prado con gente aplastada coquetonamente.
El tío aquel resultó ser un marroquí (no mal parecido, solo con los dientes un poco...caídos) de 29 años sin amigos, familia, ni perro que lo lamiera, con 2 años viviendo en la Gran Manzana. Me contó todos sus pesares y anexas...que se sentía solo, que estaba de la verga y tratando de conseguir un trabajo un poco más prometedor que el que tenía, y que la manga del muerto.
A su vez yo le platiqué que estaba de vacaciones, que estaba estudiando, que me regresaba al día siguiente, y que realmente lo que menos sentía era soledad.

Después de un rato en silencio (de esos cómodos, no se preocupen), zácatelas. Me dice que era yo poca madre, que estaba bien rostra (lo que prendió los focos de alarma...que se supone debiéronse haber prendido desde que me siguió) y que se sentía muy bien conmigo.
A su vez le respondí que que bueno.

Otro ratín silencioso.

Y, otra vez, zácatelas:

Marroquí: ¿Cuando regresas a Nueva York?
Yo: Pues...realmente no sé
Marroquí: ...¿En tres meses?
Yo: Lo dudo mucho
Marroquí: Sí, regresa en tres meses. Yo te espero
Yo:....?
Marroquí: Sí, me gustas mucho. Voy a conseguir ese trabajo y podremos vivir juntos.
Yo: ...!?
Marroquí: Sí, así voy a pasar más tiempo contigo, y ya no estaré solo.
Yo: Em...pero...pues...piensa, nos acabamos de conocer.
(para mis adentros: putamadreputamadreputamadreputamadre)
Marroquí: [mientras me agarraba el brazo] Sí, pero cuando te veo...no sé...me siento bien.
Yo: ...Ay dios...

Y que me suelta un besote. Sabía salado y lo hacía cual pez acabado de pescar.

Yo: ...Pues...ya me tengo que ir, me quedé de ver con mi hermano en la esquina de allá en 5 min.
Marroquí: [tocándose el pecho] ...¡¡NO!!, ¡no te vayas!...¿vuelves?, dame tu teléfono.
Yo: Ahá [escribiéndole una pendejada numéricamente hablando]
Marroquí: Cuando vuelvas voy a estar aquí caminando.
Yo: Ok
(para mis adentros. Y sin sarcasmo: no mames, que loco!)

Y que me abraza. El tío tenía una erección del tamaño del puente de Brooklyn (neoyorkinamente hablando).

Y que camino lo más rápido que pude hacia el otro lado. Ahora sí, verificando si no me seguía.

Eso fue una de las cosas más cagadas que me han pasado en mi poco cautelosa vida.

Foto del día:
(no he subido las fotos de los niuyores, se las debo)





















Lámpara en Bellas Artes.