De obstrucción intestinal a un cuadro mal hecho

Parece que todo va a salir bien.

Primero el abuelo (que cuenta con: 96 febreros y la fortaleza de un toro. No cuenta con: sus facultades mentales y los dientes de adelante) se enfermó. Y mal gas.
El don tiene obstrucción intestinal que lo mandó al hospital (el día de su cumpleaños...lo bueno es que no se acuerda...lo malo es que no se acuerda de nada). No está tan grave, tampoco tengo un mal presentimiento...solo...la cosa huele raro (y no es lo que están sacando de su duodeno); y me temo que después de ésta se nos pueda enfriar pronto, pero no hay gas; la verdad ya se merece un descansito. Todos necesitamos un descansito.

Luego está el miedo a la caguiza de las calificaciones semestrales. El pánico de estar encerrada en mi casa me carcomió por...mes y cachito, más o menos, y contribuyó de forma importante a la antes mencionada crisis existencial (ya sé, las calificaciones son una causa muy pendeja para tener una crisis existencial...déjenme en paz). Por fortuna ya pude sortear exitosamente ese vado lodoso que me tendió la vida (y mi huevonería), con un poco de cojones le informé al Pentágono casero mis resultados, y lo tomaron de la manera más fresca que se puedan imaginar.

Sigue la muestra cultural de la UNAM. Metí al concurso un cuadro que parecía pintado por un niño de 8 años (con todas sus capacidades íntegras...pero no deja de tener 8 años), varias fotos y un dibujo (el premio es un diploma con valor curricular y que expongan tus porquerías). Sinceramente no creía que fueran a escoger algo, pero la fe me falló; al don escogedor le latió el cuadro y se lo llevó. No crean que no reventé de gusto. =)

Lo único que falta es que el ruco de las bototas pele a su servidora. La verdad es poco probable, pero mañana veremos...mañana veremos.

Foto del Día




















El árbol y los cables que están afuera de mi casa, tomada un día en que no llevaba llaves.